Como ocurre todos los 16 de noviembre desde hace 25 años, hoy celebramos el Día Internacional de la Tolerancia, el primer paso en el camino de la convivencia, la justicia y la paz. Ser tolerante, conviene recordarlo, no es ser indulgente ni consiste en “tragar”. Es respetar las opiniones, ideas y creencias de los demás aunque no se comulgue con ellas. Es entender y aceptar que se puede ser igual y diferente a la vez. Una actitud. Una forma de vivir. Gandhi es, quizás, el gran ejemplo: “Era buen chaval”, dice Breixo Santa García. Breixo, que tiene síndrome de Asperger, forma parte de la directiva de ASPERGA (Asociación Galega de Asperger) y trabaja –ahora, con el coronavirus, teletrabaja– como ingeniero de Microsoft desde A Coruña, aunque él nació hace 24 años en Minnesota, en Mineápolis, la ciudad del músico Prince (ecléctico, inusual, distinto), en EE.UU., el mismo país de Trump (también extravagante y provocador, pero de otra manera). “A ese hombre –afirma Breixo– solo le importa su opinión. Aplicó la política de “tolerancia cero” con la inmigración y separó a niños de sus padres en la frontera. Es un intolerante, sin duda”.
¿Qué es para ti la tolerancia?
Para mí ser tolerante es ser una persona que respeta las ideas de los demás, que entiende la situación de los demás, alguien que también se puede adaptar a la situación de otra persona.
¿Tú te consideras una persona tolerante?
Depende.
¿De qué?
Pues de las opiniones de la gente, con algunas no soy tolerante. No lo soy con quienes discriminan o fomentan el odio. Me cuesta ser tolerante con los que no lo son y con aquellas personas que se centran en beneficiarse en sí mismas y no ayudan a los demás.
¿Has vivido alguna situación de intolerancia en tu vida cotidiana, en tu trabajo?
Sí.
¿Por el hecho de tener TEA?
Sí, en el trabajo me ha pasado, por ejemplo.
¿Qué ocurrió?
No me gusta recordarlo porque prefiero no revivirlo, pero digamos que algunos no entienden mi situación ni las dificultades añadidas que tengo por tener síndrome de Asperger. Algunas personas se han pasado conmigo en ciertas situaciones, no me han entendido y tampoco me han ayudado.
¿Entonces no crees que la sociedad en la que vivimos sea más tolerante ahora?
Yo creo que no ha avanzado lo suficiente y que en muchos aspectos sigue igual. Aún cuesta aceptar la diferencia.
¿Y las redes sociales? ¿Ayudan o no a crear una sociedad más tolerante?
No. Realmente creo que están ayudando más a la gente a mostrar su intolerancia, su odio y su extremismo.
¿Se aplica de verdad la tolerancia con el colectivo TEA? ¿Se comprende y se acepta la neurodiversidad?
Algo ha mejorado, pero el nivel de respeto y comprensión es todavía muy bajo. Creo que queda mucho por hacer.
¿Y las personas con autismo? ¿Son también intolerantes a veces?
Pues sí, claro, algunas lo son. Pero no tanto por las creencias o ideas que tenga otra persona, por lo que piensa, sino porque a veces nos cuesta bastante ponernos en el lugar del otro. Por ejemplo, un característica de las personas con asperger es que no nos gustan las cosas nuevas, los cambios en nuestro entorno. Eso se puede ver como una falta de tolerancia.
Texto: Susana Basterrechea (Comunicación ASPERGA)
Fotos: NwnPhoto